Hay lugares que marcan.
Y no por las gradas, ni por el parquet, ni por los focos.
Sino por lo que se vive dentro.
El equipo de voleibol de Moraleja es uno de esos lugares.
Aquí se llora… de rabia, de esfuerzo, de alegría.
Aquí se aprende a caer y, sobre todo, a levantarse con más fuerza.
Aquí se hacen amigas que acaban siendo familia.
Y sí, aquí también se gana.
Somos uno de los equipos con más títulos de Extremadura en categorías inferiores en los últimos años.
Porque desde la base se entrena con exigencia, con calidad y con pasión.
Pero eso no es lo que más nos enorgullece.
Lo que más nos llena es ver cómo cada jugadora crece.
Dentro y fuera de la pista.
Cómo entra con miedo y sale con garra.
Cómo llega sola y se va con un equipo entero detrás.
No importa si sabes jugar o no.
Importa que quieras darlo todo.
No se trata solo de voleibol.
Se trata de vivir algo que te cambia la vida.